Cuando el día está
cansado, el sol empieza a cerras los parpados pintando el horizonte de colores.
Entre guiños y
reflejos va dejando nuestros ojos cegados de belleza, como hipnotizados, pero
gozosos de haber podido contemplar tanta maravilla, pequeños momentos que nos
hacen felices.
Porque la felicidad son momentos. Soplos de aire que no sabemos cuánto
tiempo va a durar ni debe de preocuparnos. Lo único que tenemos que hacer es
saborear la brisa. Aprovechar el momento para despertar los sueños dormidos,
las alegrías contenidas, las ilusiones olvidadas o los deseos que no llegaban……Dejemos
que la felicidad nos arrastre con todo su ímpetu, que nos seduzca con toda la
pasión que en su caudal pueda llevar, que nos transporte al filo de lo infinito,
haciéndonos soñar……. Por los preciosos recuerdos que desde ese instante van a
morar en nuestra mente, por los íntimos secretos que se mantendrán vivos en
nuestro pensamiento y escondidos en nuestro corazón, por la ilusión que hizo
florecer en el momento justo y por la pagina que va a dejar escrita en nuestra alma.
La felicidad no entiende de cortesía, no va a venir a visitarte, pero tú, si
puedes ir a buscarla.
Pilar
Vallecillos
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